En estos meses, con la llegada del calor parece que no nos acordamos de la calefacción. “¿Para qué? Si ahora ya no nos hace falta, ¡ya nos preocuparemos cuando llegue el frío!”, pensamos todos.
Pero estamos equivocados, precisamente ahora es el momento de realizar todos los cambios necesarios para estar preparados para la siguiente temporada.
Siguiendo en línea con artículos pasados, la eficiencia es un tema que está hoy en día en boca de todos. Y es que si somos más eficientes, obtendremos los mismos resultados con menos recursos gastados.
En los sistemas de calefacción ocurre lo mismo, con sistemas más eficientes el consumo de combustible será menor y ,consecuentemente, el gasto disminuirá.
La idea inicial es pensar en que renovar el sistema de calefacción puede suponer un sobrecoste que ahora no podemos pagar, pero realmente no es así. El propio ahorro por utilizar un sistema más eficiente puede permitir financiar la nueva instalación e incluso permitirnos ahorrarnos algo de dinero.
Además, estos nuevos sistemas nos permiten controlar la instalación, permitiéndonos buscar el equilibrio entre el confort y el consumo.
Existen múltiples formas de llevar a cabo la renovación de la Instalación. Incluso las Comunidades Autónomas están incentivando y subvencionando este tipo de renovaciones.
En Syltec estamos muy concienciados y enfocados hacia la eficiencia energética, por ese motivo podemos informarle y asesorarle sobre cuál de las múltiples opciones escoger, dependiendo de su situación.
Un ejemplo de una nueva instalación podrían ser las Calderas de Condensación, las cuales se caracterizan fundamentalmente porque aprovechan la energía obtenida debido a la condensación del vapor de agua contenido en los humos producidos por la combustión.
En las calderas tradicionales los humos evacuados pueden alcanzan unas temperaturas muy altas, unos 150ºC, para evitar condensaciones y facilitar el tiro. Dicho vapor de agua contiene un calor latente. Cuando el vapor de agua se condensa -cambio de estado-, dicho calor es cedido. En este caso, las calderas de condensación utilizan dicha energía aumentando el rendimiento de la misma hasta valores superiores al 100%.
El rendimiento de estas calderas supera el 100% frente a las convencionales con valores entre 70-80%. Esto se debe a que aprovechan el calor de condensación para calentar el agua de retorno de la caldera. Utilizan el poder calorífico superior sin poner en peligro la caldera. Y el resultado final es el de rendimientos superiores hasta incluso en un 30% más que el rendimiento máximo obtenido por una caldera convencional.
Ahora es el momento de preocuparse del calor, pero no del calor que podemos pasar, sino del que necesitaremos cuando tengamos frío.
By: Roberto Martín Gil